Nosotros vivimos en el planeta Tierra, nuestra casa común. La reciente encíclica Laudato si', del papa, constituye un hito en las enseñanzas de la iglesia, pues profundiza en la conciencia ecológica y en el desarrollo humano.
Por un lado, somos una parte del planeta, como los ríos, las plantas y los animales; pero, por otro, algo nos distingue: somos consientes de nuestra pertenencia y podemos actuar sobre la realidad que nos rodea.
Dios nos dio la administración del mundo como tarea, nuestra actuación es positiva cuando promovemos los frutos de la Creación; por ejemplo, cuando dedicamos una parcela inutilizada a cultivar trigo o maíz, que después podrán alimentar a personas.
Después del pecado original, se perdió la armonía entre el ser humano y la creación. Por eso podemos, ser depredadores y no cuidadores de la naturaleza. Cuando impera una mentalidad utilitarista, se considera que el hombre debe obtener provecho de las cosas, que el mundo esta esperando que sus recursos sean explotados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario